Estados Unidos, (agencias). – Astrónomos han descubierto una nueva red de “superautopistas” espaciales para que las naves humanas puedan viajar a través del Sistema Solar mucho más rápido de lo que era posible anteriormente. Se trata de un sistema de rutas complejo que pareciera “creado de forma artificial” y ha levantado polémica sobre su origen.
Estas rutas pueden conducir cometas y asteroides cerca de Júpiter a la distancia de Neptuno en menos de una década y a 100 unidades astronómicas en menos de un siglo.
Podrían usarse para enviar naves espaciales a los confines de nuestro sistema planetario relativamente rápido, y para monitorear y comprender los objetos cercanos a la Tierra que podrían colisionar con nuestro planeta.
En su artículo, publicado en Science Advances, los investigadores de la Universidad de California San Diego observaron la estructura dinámica de estas rutas, formando una serie de arcos conectados dentro de lo que se conoce como variedades espaciales que se extienden desde el cinturón de asteroides hasta Urano y más allá.
Esta “autopista celeste” o “autopista celestial” recién descubierta actúa durante varias décadas, a diferencia de los cientos de miles o millones de años que suelen caracterizar la dinámica del Sistema Solar, según un comunicado.
¿Cómo funcionan estas pistas espaciales?
Las estructuras de arco más conspicuas están vinculadas a Júpiter y las fuertes fuerzas gravitacionales que ejerce. La población de cometas de la familia de Júpiter (cometas que tienen períodos orbitales de 20 años), así como los cuerpos del sistema solar de pequeño tamaño conocidos como Centauros, están controlados por tales variedades en escalas de tiempo sin precedentes.
Algunos de estos cuerpos terminarán chocando con Júpiter o serán expulsados del Sistema Solar. Las estructuras se resolvieron recopilando datos numéricos sobre millones de órbitas en nuestro Sistema Solar y calculando cómo encajan estas órbitas dentro de las variedades espaciales ya conocidas.
Los resultados deben estudiarse más a fondo, tanto para determinar cómo podrían ser utilizados por las naves espaciales, o cómo se comportan tales variedades en las cercanías de la Tierra, controlando los encuentros de asteroides y meteoritos, así como la creciente población de objetos artificiales hechos por humanos en el sistema Tierra-Luna.
Con información de: https://www.milenio.com/