Playa del Carmen, Quintana Roo. – Mientras los ingenieros militares avanzan amenazantes con toneladas de maquinaria, para completar la destrucción de la selva maya por orden presidencial, los grupos ecologistas como Greenpeace hacen esfuerzos con la población civil para frenar la construcción del tramo 5 del Tren Maya.
El Corresponsal Vloggero se adentró en la selva que ha sido devastada donde da cuenta de innumerables cavernas, ríos subterráneos y todo un ecosistema que se ha formado desde hace miles de años; en ése lugar entrevistó a Aleida Lara, activista de Greenpeace sobre las acciones que emprenderán.
Protestamos y solicitamos se frenen las obras del tramo 5 del Tren Maya (Cancún-Tulum) porque no cuenta con estudios de impacto ambiental; no se presentó la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) que de acuerdo a la Ley General de Equilibrio Ecológico se debe entregar a Semarnat; por lo tanto, si no hay permiso y si no hay estudios, es ilegal las obras que realizan”.
En el lugar, se puede apreciar un suelo poroso, inestable, lleno de accidentes naturales, entradas a cuevas, ríos subterráneos.
Aunque ya hay daños irreversibles a la tierra, a la selva y todos los ecosistemas, el llamado de los ecologistas es a frenar los trabajos porque se está dañando zonas vírgenes.
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Los activistas nunca han sido escuchados, ningún especialista ha sido escuchado, las obras únicamente se realizan por mandato presidencial, por un decreto, sin tomar en cuenta los daños que se realizan y toda la catástrofe ecológica que se trata de evitar.
Los militares, quienes deberían ser los defensores de los mexicanos, hoy se convierten en el brazo ejecutor de la barbarie ecológica, del autoritarismo que pone en riesgo la ecología y la industria turística de Quintana Roo.