La contaminación causada por los cruceros en las aguas de Quintana Roo es un problema antiguo que tiene graves repercusiones en los cuerpos de agua de la región, según explicó Aracely Ramírez, representante de Ocean Conservancy en el estado. A pesar de las leyes que restringen esta actividad, la falta de vigilancia en alta mar permite que esta contaminación persista, afectando áreas naturales protegidas como Sian Ka´an.
El problema radica en la difícil cuantificación de los desechos generados por los cruceros, ya que no existe una periodicidad en su llegada y las cifras pueden variar. Además, la basura arrastrada por las corrientes marinas a lugares como Isla Contoy también contribuye al problema. En una sola limpieza en Isla Contoy se lograron recopilar 100 kilos de basura, lo que da una idea de la magnitud del problema.
Contabilizar la basura generada por los cruceros requeriría de recursos significativos, como embarcaciones y personal, lo que está fuera del alcance de las organizaciones ambientalistas. A pesar de las denuncias y las leyes que prohíben arrojar basura desde cruceros, la contaminación persiste.
Un estudio realizado en 2020 por Greenpeace y la UNAM, titulado “Impacto de la Contaminación por Plástico en Áreas Naturales Protegidas”, reveló que el Caribe mexicano presenta una alta cantidad de desechos plásticos en el fondo marino, directamente relacionados con las actividades de los cruceros.
El problema de la contaminación por cruceros es un desafío complejo que requiere una mayor vigilancia, regulación y conciencia ambiental por parte de las autoridades, las compañías de cruceros y los viajeros. La protección de los ecosistemas marinos y costeros de Quintana Roo es fundamental para preservar la belleza y la biodiversidad de esta región turística.
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