Planta de Chetumal en la mira por contaminación en La Sabana
La planta de tratamiento de aguas residuales Centenario, ubicada en Chetumal, enfrenta serias acusaciones de saturación y contaminación que afectan gravemente a La Sabana, un cuerpo de agua de aproximadamente 60 hectáreas.
Denuncias de ambientalistas y ciudadanos han puesto en evidencia que un 10% de esta área presenta signos de contaminación por aguas negras, exacerbando problemas ecológicos en la región.
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Desde el 10 de agosto, usuarios y expertos han publicado fotografías que muestran la proliferación de plantas invasoras como el jacinto de agua y la lechuguilla de agua en La Sabana, vinculadas a la contaminación de aguas residuales.
Este fenómeno ha llevado a un proceso de eutrofización, caracterizado por el crecimiento descontrolado de algas que altera la composición biológica del cuerpo de agua, generando efectos ecológicos y sanitarios alarmantes.
Planta en funcionamiento y cuestionamientos sobre su capacidad
El director de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (CAPA), Alberto Covarrubias Cortés, defendió la operación de la planta, afirmando que funciona al 60-70% de su capacidad y cumpliendo con los estándares establecidos por la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Covarrubias Cortés negó que la planta esté vertiendo aguas contaminadas y expresó disposición para una inspección, siempre y cuando se coordine adecuadamente y se incluyan análisis de laboratorio para verificar la calidad del agua.
No obstante, la comunidad y los ambientalistas locales están preocupados por el impacto visible en el humedal. El biólogo Arturo Bayona Miramontes, del proyecto Gran Acuífero Maya (GAM), alertó sobre la sobrecarga de la planta, la cual no está diseñada para manejar la carga actual de una ciudad que ha crecido de 150,000 a 200,000 habitantes. La planta, inaugurada en 1999, enfrenta problemas de capacidad y eficiencia en el tratamiento de aguas residuales.
Riesgos para la salud y el medio ambiente
Bayona Miramontes advirtió que la acumulación de excrementos y otras sustancias nocivas podría proliferar bacterias peligrosas, representando un riesgo significativo para la salud pública. La contaminación también podría afectar las fuentes de agua potable si las aguas residuales contaminadas percolan hacia el manto freático.
Fuente: 24 hrs Quintana Roo