La frontera entre Estados Unidos y México ha experimentado una llegada récord de migrantes, desencadenando presiones significativas sobre el presidente estadounidense Joe Biden. Durante los primeros 28 días de diciembre de 2023, la patrulla fronteriza detuvo a 235,000 migrantes que intentaban cruzar irregularmente, estableciendo un récord histórico desde el año 2000. La crisis migratoria refleja la desesperación de aquellos que buscan escapar de la violencia y la pobreza en busca de una vida mejor, con un aumento significativo en la migración desde Venezuela, Colombia y Haití.
El expresidente Donald Trump ha utilizado esta situación para atacar a Biden, generando una tormenta política que probablemente se intensificará durante la campaña para las elecciones de noviembre. Ante esta crisis, Biden ha enviado una delegación a México para intensificar los esfuerzos conjuntos destinados a interrumpir el tráfico de personas y combatir la trata, aunque aún no se han anunciado acuerdos específicos.
Las negociaciones entre EE.UU. y México continuarán este mes en Washington, donde se evaluarán nuevas medidas para abordar la situación en la frontera. Sin embargo, las tensiones aumentan en el ámbito político, ya que los republicanos del Congreso condicionan la aprobación de ayuda a Ucrania a cambios en las políticas migratorias de Biden. Este último ha expresado su disposición a realizar “compromisos significativos en la frontera”, incluida la posibilidad de restablecer el Título 42, utilizado por Trump para deportar a migrantes durante la pandemia.
Los demócratas están divididos, ya que algunos miembros piden a Biden que no ceda a las demandas republicanas y que cumpla con sus promesas de restaurar la humanidad en el sistema migratorio. Por otro lado, alcaldes demócratas de ciudades como Nueva York, Chicago y Denver, advierten que carecen de recursos para atender a los migrantes que llegan a sus jurisdicciones.
La situación en la frontera refleja un sistema migratorio “roto”, y la falta de acuerdos bipartidistas para abordar este problema persiste desde la aprobación de la última ley de este tipo en 1986. En medio de esta crisis, Biden se encuentra en una encrucijada política, enfrentando presiones tanto de su propio partido como de la oposición republicana para encontrar soluciones viables y humanitarias. La resolución de esta crisis migratoria se presenta como uno de los desafíos más apremiantes para la administración de Biden en el próximo año.
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