La migración en Venezuela: un dilema presente en hogares, centros comerciales y escuelas
En Venezuela, la palabra “emigrar” se ha convertido en un tema central en las conversaciones diarias, reflejando la profunda crisis que atraviesa el país. Desde los pasillos de los centros comerciales hasta las aulas de las escuelas secundarias y las manifestaciones políticas, el futuro de miles de venezolanos pende de un hilo mientras consideran dejar atrás su país natal.
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El drama de la migración y la negación gubernamental
Hace unos años, uno de los políticos más influyentes de Venezuela, Diosdado Cabello, describió las imágenes de sus compatriotas abandonando el país como una “superproducción tipo Hollywood”, atribuyéndolas a un “aparataje mediático”. El presidente Nicolás Maduro también negó, al menos en público, la masiva migración de venezolanos, calificándola de invento mediático. Sin embargo, la realidad ha demostrado ser ineludible.
La crisis económica y social en Venezuela, exacerbada por la caída en los precios del petróleo, la corrupción y la mala gestión gubernamental, ha empujado a más de 7.7 millones de venezolanos a buscar una vida mejor en otros países. Maduro, ahora en campaña para su reelección, ha comenzado a abordar la migración como un problema real, prometiendo oportunidades de empleo para persuadir a la gente de que regrese o no se marche. Pero para muchos, estas promesas suenan vacías.
Promesas electorales en un país dividido
Maduro enfrenta una base de apoyo dividida y decepcionada mientras busca prolongar su mandato otros seis años. En contraste, la principal coalición opositora, que ahora apoya al exdiplomático Edmundo González Urrutia tras la inhabilitación de María Corina Machado, promete un cambio que podría convencer a muchos de quedarse.
Un reciente sondeo de la firma de investigación Delphos reveló que aproximadamente un cuarto de la población venezolana está considerando emigrar, principalmente por razones económicas. De estos, el 47% afirmó que una victoria de la oposición les haría reconsiderar su decisión, mientras que una mejora en la economía también podría mantenerlos en el país.
Historias personales de desesperación y esperanza
Arnaldo Benítez, de 18 años, es uno de los muchos jóvenes que sueñan con un futuro mejor fuera de Venezuela. “Yo amo Venezuela. Yo quisiera formar mi carrera de médico aquí, pero uno tiene que pensar a futuro”, comenta. Benítez planea trasladarse a Colombia, que ha acogido a la mayor parte de los migrantes venezolanos.
Miguel Montilla, de 53 años, retirado de las fuerzas armadas, no puede mantener a su familia con una pensión de 20 dólares al mes. Con tres hijos ya emigrados, Montilla espera que un cambio político permita su regreso. “He perdido a mis hijos porque se tuvieron que retirar de la universidad y migraron. Quiero que vengan y que tengan vida en familia y un futuro mejor”, dice con lágrimas en los ojos.
Fuente: Infobae