Según los expertos, los cubrebocas de un solo uso están hechos de una variedad de plásticos fundidos por soplado, lo que los hace muy difíciles de reciclar debido a su composición y el riesgo de contaminación e infección.
Actualmente, más del 80% de los residuos generados por la pandemia están contaminando los océanos y afectando a las especies marinas.
Millones de cubrebocas en el mar
La organización OceansAsia documentó en su informe “COVID-19 Facemasks & Marine Plastic Pollution” que en 2020 se vertieron al océano alrededor de mil 560 millones de cubrebocas. Durante ese mismo año, México generó aproximadamente 16 mil toneladas de basura plástica en hospitales debido a la pandemia de COVID-19, y hasta 29 mil toneladas en total durante el año más crítico de la pandemia.
Sin embargo, la mayoría de los sitios de disposición final no manejan adecuadamente estos desechos altamente contaminantes. Solo el 3.7 por ciento de los mil sitios en el país cumplen con la norma NOM 083 de Semarnat, que establece las especificaciones de selección del sitio, diseño, construcción, operación, monitoreo, clausura y obras complementarias de un sitio de disposición final.
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El investigador Jonathan Musthawamy Ponhia del Instituto Politécnico Nacional (IPN) informó que por cada cama ocupada por un paciente en tratamiento de COVID-19, se generan hasta 3.95 kilogramos de desechos plásticos, incluyendo cubrebocas, material quirúrgico y desinfectantes. Durante la pandemia, una sola persona que trabaja en áreas de COVID-19 puede requerir hasta 16 cambios de guantes, cuatro batas, cuatro cubrebocas desechables, una mascarilla N-95 y cubrebotas.
Los especialistas advirtieron que, además de los macroplásticos, los cubrebocas son otro ambiental debido a que están hechos de fibras plásticas y tardarán muchos años en desintegrarse en microplásticos altamente tóxicos y contaminantes. A tres años de la pandemia, se han encontrado más de 70 cubrebocas por metro cuadrado en algunas playas.
Cubrebocas tardarán 100 millones de años en degradarse
“Ahora mismo, millones de toneladas de cubrebocas se encuentran en los océanos y para desintegrarse, tardarán entre 50, 80 y hasta 100 años”, aseguró el investigador del IPN.
La organización de conservación marina con sede en Hong Kong, OceansAsia, informó que los cubrebocas que inundan los océanos tardarán por lo menos hasta 450 años en descomponerse, impactando negativamente en la vida silvestre marina y los ecosistemas.
La Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), ha mencionado que si bien, los cubrebocas tuvieron su función para detener la propagación del virus y proteger a las personas, su uso masivo y el mal manejo de destino final, aceleró el deterioro ambiental de los océanos.
Jonathan Muthuswamy recomendó que la población tome conciencia para “separar los plásticos, guantes, cubrebocas, medicamentos quirúrgicos de los desechos orgánicos y tener un mejor manejo de disposición final en las zonas turísticas con zona costera para evitar que sigan llegando a los océanos y afecten a las especies marinas y a las zonas de corales”.
Con información de Ruptura 360.