En medio siglo se ha incrementado la perturbación, modificación, destrucción y devastación de zonas tropicales, particularmente en países en desarrollo, donde existen menos recursos y “donde todavía debemos aprender a aplicar bien las leyes”, advierte investigador de la UNAM.
Ciudad de México.- Los humedales son ecosistemas de suma importancia para el hombre, pues proporcionan gran variedad de bienes, servicios y funciones, entre ellos, conservar la biodiversidad y aprovechar los recursos útiles para la sociedad. Son buenos ambientes para la captura de bióxido de carbono, que influye en el efecto invernadero; infiltran y recargan los mantos freáticos, protegen contra fenómenos naturales y estabilizan el microclima local.
Sin embargo, se encuentran en alto grado de vulnerabilidad por diversas causas de degradación o pérdida, ya sean naturales o por acciones directas e indirectas de la actividad humana, como la sequía, salinización, erosión, extracción de aguas subterráneas, contaminación por escurrimientos agrícolas y urbanos, construcción de bordos, diques y presas, entre otros, advirtió Antonio Lot Helgueras, investigador del Instituto de Biología (IB) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En el marco del Día Internacional de los Humedales, que se conmemora cada 2 de febrero, el experto planteó que si no consideramos a la naturaleza como parte de nuestro hábitat, cometemos un grave error, porque a la larga su destrucción traerá consecuencias indeseables, sobre todo si se afectan grandes extensiones.
“Los humedales son uno de los ecosistemas existentes con los que contamos en nuestro país y entre ellos están los manglares, que son humedales costeros y ocupan un lugar privilegiado por la riqueza natural que encierran y los beneficios ambientales que nos brindan”, señala la asociación internacional Greenpeace en su página de Internet.
México ocupa el segundo lugar dentro de la lista de humedales de importancia internacional (sitios Ramsar, organismo que establece y tiene el orden y clasificación de esos entornos a nivel mundial). Según aproximaciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía y de la Comisión Nacional del Agua, en nuestro país hay unos 128 mil kilómetros cuadrados de humedales, lo que representa 6.5 del total del territorio nacional. “Es una extensión importante para un país como el nuestro, con tantos sistemas montañosos y grandes zonas desérticas donde también existen humedales”, agregó Lot Helgueras.
No obstante, en medio siglo se ha incrementado la perturbación, modificación, destrucción y devastación de zonas tropicales, particularmente en países en desarrollo, donde existen menos recursos y “donde todavía debemos aprender a aplicar bien las leyes”. Así, nuestra nación y otras de Centro y Sudamérica han tenido una grave pérdida.
Ejemplo de ello es el caso de Tajamar, que ha estado en el ojo público por más de dos semanas. El pasado 16 de enero, un convoy de trabajadores, camiones de volteo y traspaso ingresaron al Malecón Tajamar en Cancún para devastar el manglar y preparar la construcción de desarrollos inmobiliarios, promovidos por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur).
Pero no era la primera vez: un par de semanas antes, con permisos otorgados por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), mediante información falsa, se registró un primer intento por terminar de devastar el manglar, ese día ingresaron al lugar trabajadores de una empresa propietaria de un predio dentro del Malecón y desmontaron más de 100 metros de los humedales.
A pesar de que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) señaló recientemente que el predio donde se pretende llevar a cabo el proyecto, no es considerado sitio Ramsar (iniciativa sobre humedales, manglares y corales) y que además los impactos ambientales autorizados no se dieron dentro del Área Natural Protegida Sistema Lagunar Nichupté, ecologistas y organizaciones como Greenpeace han subrayado la importancia de ecosistemas como el de Tajamar: Miguel Alejandro Rivas Soto, campañista de Océanos de la asociación internacional, señaló que entre los beneficios que ofrece es que ayudan a amortiguar las inundaciones, ya que forman una barrera natural contra estas y al mismo tiempo actúan como un muro contra huracanes.
Asimismo, planteó la importancia de algunas de estas franjas de vegetación en las costas, como los manglares, que constituyen una barrera natural que permite romper la velocidad del viento en caso de huracanes y tormentas, además de servir como fijadores de sedimentos, recicladores de materia orgánica y refugio de vida silvestre, tanto terrestre como marina.
Para conservar estos sitios es indispensable que la sociedad comprenda su valor no sólo para la biodiversidad que ahí se desarrolla, sino por los beneficios que aporta.
Finalmente, habló de la necesidad de que los tomadores de decisiones tengan confianza y se acerquen a las instituciones que cuentan con grupos de investigación dedicados al estudio de estas áreas, para saber, al momento de otorgar permisos de construcción en lugares donde haya humedales, cómo proceder para afectar lo menos posible esas áreas.
En el contexto de esta conmemoración, el IB presentará el Catálogo de la flora y vegetación de los humedales mexicanos, así como la Guía ilustrada de campo, plantas indicadoras de humedales; ambas obras constituyen una herramienta importante al aplicar la Ley de Aguas Nacionales, que establece las disposiciones para la clasificación y delimitación de esos entornos.
Las dos fueron financiadas por el Fondo Sectorial de Investigación y Desarrollo sobre el Agua, Conagua-Conacyt, encomendado al IB en el marco de un esfuerzo conjunto por contar con un documento guía que permita al sector ambiental determinar la presencia de un humedal a partir de plantas indicadoras.
(SinEmbargo)