Este miércoles se llevará a cabo el segundo debate de los aspirantes republicanos a la presidencia de Estados Unidos, sin la participación de Donald Trump, el candidato mejor posicionado en las encuestas. Donald Trump ha decidido no participar en los debates y en su lugar asistirá a Detroit para mostrar su apoyo público a los huelguistas del sector automotriz que han estado protestando por mejores condiciones laborales.
Los siete aspirantes que participarán en el debate son Mike Pence, exvicepresidente de EE. UU.; Ron DeSantis, gobernador de Florida; el empresario Vivek Ramaswamy; Nikki Haley, exembajadora ante la ONU y exgobernadora de Carolina del Sur; Chris Christie, exgobernador de Nueva Jersey; Tim Scott, senador de Carolina del Sur; y Doug Burgum, gobernador de Dakota del Norte.
El debate representa un desafío para los candidatos, ya que deben desmarcarse de Donald Trump, quien lidera cómodamente las encuestas republicanas. Trump acumula el 55.1% de las intenciones de voto en las primarias, muy por delante de los demás candidatos. Sin embargo, los aspirantes buscarán aprovechar el debate para presentar sus políticas, ideas y proyectos ante los problemas del país y ganar visibilidad.
Este evento se produce en medio de las diferencias entre los candidatos y la ausencia de Donald Trump, quien ha acaparado la atención mediática y se mantiene como una figura influyente en el partido republicano.
Aunque el debate puede proporcionar visibilidad y posicionar a los candidatos, es probable que la atención se centre en la ausencia de Trump y en su influencia continua en el partido republicano.
La carrera para la nominación republicana a la presidencia de EE. UU. es un proceso importante en la política estadounidense y tendrá un impacto significativo en las elecciones presidenciales de 2024.
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