Este año se cumplen 30 años de la irrupción publica del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), organización mexicana que en enero de 1994 y hasta el 2006, fue militar, transformándose con posterioridad en un movimiento político. Su objetivo: reivindicar los derechos indígenas por trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz. Declaran que no dejaran de pelear hasta lograr el cumplimiento de estas demandas básicas.
En su primera Declaración de la Selva Lacandona, en Chiapas el 1 de enero de 1994, cuando un grupo de indígenasarmados intentaron ocupar siete cabeceras municipales el mismo día que entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte firmado por Canadá, Estados y México durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, cuestionando al sistema político mexicano sobre sus promesas de modernidad.
El Gobierno federal siguió una doble estrategia de combate a contrainsurgencia: por un lado, se buscaban negociaciones políticas con el EZLN por parte de la Secretaría de Gobernación, mientras que, por el otro, la Procuraduría General de la República solicitaba al Poder Judicial de la Federación girar órdenes de aprehensión en contra de quienes supuestamente conformaban su dirigencia.
Pero el EZLN ya contaba con gran apoyo popular y se iniciaron grandes movilizaciones a nivel nacional e internacional para obligar al Gobierno a iniciar un diálogo. El EZLN realizó una marcha del 24 de febrero al 2 de abril de 2001. En ella recorrió 17 estados de México, reuniendo en eventos multitudinarios a miles de personas que animó a exigir el cumplimiento de las tres señales.
En estas circunstancias y una vez recuperada la iniciativa política, los zapatistas condicionaron el inicio del diálogo que ellos solicitaron a que el ejército mexicano saliera de la selva y a que la justicia mexicana anulara las órdenes de aprehensión emitidas.
Sin embargo, el presidente Ernesto Zedillo fiel a las tradiciones de su partido pretendió engañar y traicionar acuerdos hasta asesinar a 45 tsotsiles simpatizantes del EZLN en Acteal, una comunidad situada a 50 kilómetros de San Cristóbal. Estos hechos se conocerían como la Matanza de Acteal, y quedaron impunes.
El EZLN llegó a realizar el Primer Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo, en el año 1996, al que asistieron tres mil personas de cuarenta y dos países de los cinco continentes, así como dos mil provenientes de México. La plenaria tuvo lugar en La Realidad, donde se dio a conocer la Declaración de La Realidad por la Humanidad y contra el Neoliberalismo.
En el año 2012 se realizó una movilización, que contó con la participación de alrededor de 40 000 zapatistas, fue la más numerosa desde el levantamiento de 1994. El País calculó que San Cristóbal habría concentrado unos 10 000 participantes.
Mas allá del número de personas, el silencio con que marcharon y la falta de un discurso de apertura o cierre fueron los elementos que marcaron esta acción. El poeta y periodista Hermann Bellinghausen, especialista en la cobertura del movimiento, terminaba su crónica de esta manera:
Hábiles para «aparecer» de pronto, los indígenas rebeldes «desaparecieron» tan pulcra y silenciosamente como habían llegado en la madrugada a esta ciudad que, a dos décadas de la traumática irrupción aquí del EZLN el año nuevo de 1994, los recibió con azoro y curiosidad, sin ninguna expresión de rechazo. Bajo los arcos de la alcaldía, que hoy suspendió sus actividades, decenas de ocosinguenses se congregaron para fotografiar con celulares y cámaras la espectacular concentración de encapuchados que colmó el parque como en un juego de Tetris, avanzando entre las jardineras con un orden que parecía coreografía, para subir a la tarima instalada con rapidez desde temprano, levantar el puño y decir, calladamente, aquí estamos. Una vez más.
Después de esta brave reseña de las actividades de EZLN no que queda más que manifestar nuestra admiración por todo lo logrado, a pesar de las traiciones, cercos y agresiones. Ellos siguen organizándose social y políticamente y, hoy tienen escuelas y hospitales, formas propias de producción de alimentos y, algunas condiciones de bienestar que, no todas las comunidades aun hoy tienen. Es mucho lo que debemos aprender de nuestros pueblos originarios.
Lamentablemente hoy enfrentan, como el resto del país, el avance del crimen organizado. Las principales ciudades de Chiapas están en manos de carteles del crimen organizado, en permanente disputa entre ellos.
Difícil es proponer una política de resguardo a estos ejemplares pueblos que, sobrevieron por más de 500 años a todo tipo de agresiones y olvidos. Quizás será reunirnos con ellos y escuchar sus sabias voces para diseñar estrategias de combate a la complicidad y defensa de nuestro territorio del crimen organizado.