Chetumal.- Además de la falta de demanda productos y servicios de micro empresas locales, otro factor que ha ocasionado el cierre de micro empresas en la Zona Sur son las demandas laborales.
El principal problema de las microempresas es que su descapitalización impide brindar seguridad social a sus empleados, lo que en un juicio laboral les hace quedar en desventaja.
De acuerdo a registros de la Secretaría de Economía (SE), el tiempo de vida de un micro negocio es de dos años. El promedio de empleos que genera es de entre tres y nueve. En la Zona Sur existen aproximadamente seis mil pequeños negocios, aunque durante el 2016 la cifra era de ocho mil.
El presidente del Colegio de Abogados de Chetumal, Héctor Pérez Rivero, indicó que además de la crisis económica que afecta al Sur de Quintana Roo, las micro empresas son laceradas por las demandas laborales.
Reconoció que la falta de ética y moral de algunos representantes legales complica esta situación pues en caso de haber alguna demanda laboral, en lugar de negociar pretenden apostarle al embargo.
Lo anterior en virtud de que los honorarios de un abogado son de hasta el 30 por ciento de lo que se obtenga al concluir el juicio.
Agregó que otro punto muy importante es que las microempresas deben de elaborar recibos para comprobar cuando estén pagando sueldo y otras prestaciones a los trabajadores. Lo anterior porque con estas medidas, se podrá calcular una liquidación conforme a la ley que no sea tan desventajosa para la empresa.
“Sí la empresa recorta personal es porque ya no pueden pagar salarios, y en el momento no tienen el capital para la liquidación del personal”, expresó Pérez Rivero.
Consideró que en caso de litigios de esta naturaleza lo idóneo es conciliar para evitar el cierre de negocios y que otros trabajadores queden sin empleo.
El presidente del Colegio de Abogados y Abogadas de Chetumal, relató que en semanas previas se atendió un caso de una tortillería que fue demandada por un repartidor. El trabajador demandó a la empresa por despido injustificado y no quiso negociar porque pretendía ganar 100 mil pesos.
En este caso, el trabajador ganó el caso por 150 mil pesos, pero no pudo cobrar, porque la empresa no tenía capital y los edificios y equipo no estaban a nombre del patrón. En medio del conflicto legal, los microempresarios cerraron definitivamente y se vieron forzados a irse a otro estado para comenzar de nuevo. Herlindo Vázquez