La Franja de Gaza, ya marcada por la devastación, se sume en una nueva espiral de violencia luego del fin de la tregua entre el grupo islamista Hamás e Israel. La población gazatí despertó con el estruendo de intensos bombardeos israelíes, generando una renovada angustia y desolación en el enclave palestino. La tregua, que fue negociada por Qatar, Egipto y Estados Unidos, expiró tras una semana de relativa calma, y el intercambio de fuego se reanudó pese a las crecientes llamadas internacionales a la contención.
El séptimo y último día de la tregua fue testigo de un intercambio de acusaciones entre Israel y Hamás sobre quién habría roto el pacto de cese al fuego. La situación se tornó aún más tensa cuando la tregua llegó a su fin y ambos bandos reanudaron los ataques, generando un escenario de caos y desesperación entre los habitantes de Gaza.
Historias desgarradoras emergen en medio de la violencia renovada. Entre las víctimas se encuentra Yuri, una niña de cinco años, cuya vida fue segada en un bombardeo en Rafah. La pérdida de vidas, la destrucción de hogares y la constante amenaza de ataques sumen a las familias en la desesperación. Muchos residentes, previamente desplazados en busca de refugio en áreas supuestamente seguras, se enfrentan ahora al persistente peligro de la violencia.
Estados Unidos advirtió a Israel contra la reanudación de la ofensiva militar en Gaza sin un plan claro para evitar pérdidas civiles masivas. La comunidad internacional observa con creciente preocupación la escalada de violencia, instando a ambas partes a buscar vías de diálogo y contención.
La situación humanitaria en Gaza se agrava, con más de 15,000 muertos desde el inicio del conflicto y 7,000 personas enterradas bajo los escombros. Solo en el día del fin de la tregua, se registraron 109 muertes adicionales y cientos de heridos, sobrecargando aún más los ya debilitados sistemas de atención médica. Los hospitales en Gaza enfrentan una crisis sin precedentes, con escasez de suministros médicos, agua potable, alimentos y electricidad.
El impacto psicológico en la población, especialmente en los niños, es devastador. La violencia constante, la pérdida de seres queridos y la destrucción de hogares dejan cicatrices profundas en la comunidad. Mientras la Franja de Gaza enfrenta una nueva ronda de violencia, la esperanza de una solución pacífica se desvanece, y la tragedia persiste en este enclave marcado por el sufrimiento. La comunidad internacional continúa instando a la contención y al diálogo para poner fin a este ciclo interminable de violencia.
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