Estados Unidos ha exigido al presidente nicaragüense, Daniel Ortega, la liberación “inmediata” del obispo Rolando Álvarez, quien fue condenado a 26 años y 4 meses de prisión, despojado de su nacionalidad y suspendidos sus derechos ciudadanos de por vida por delitos considerados de traición a la patria. El portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Matthew Miller, emitió un comunicado expresando su llamado al Gobierno nicaragüense para liberar al obispo, quien lleva más de 500 días encarcelado.
Estados Unidos cuestionó las condiciones de detención de Álvarez, criticando su confinamiento en aislamiento, el bloqueo de cualquier verificación independiente de su estado de salud y la difusión de videos y fotografías por parte del Gobierno, lo que aumenta las preocupaciones sobre su bienestar. El Departamento de Estado se suma a las crecientes voces internacionales que han expresado inquietudes sobre los derechos humanos en Nicaragua, especialmente en lo que respecta a la persecución de la Iglesia católica y de líderes religiosos.
El comunicado de Estados Unidos llega un día después de que el papa Francisco expresara su “preocupación” por la detención de sacerdotes católicos en Nicaragua. La tensión entre el Gobierno de Ortega y la Iglesia católica ha escalado en los últimos tiempos, marcada por la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes, la prohibición de actividades religiosas y la suspensión de relaciones diplomáticas entre ambas partes. La liberación del obispo Álvarez se convierte en un tema de especial relevancia en medio de las crecientes críticas a las prácticas autoritarias del Gobierno nicaragüense.
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