Después de 20 días de permanecer recluido, este miércoles, Jair Bolsonaro regresó a sus labores en el Palacio de Planalto, un día después de pedir la anulación parcial de las elecciones en la que ganó Luiz Inácio Lula da Silva.
Por más de un año, el exmilitar ultraderechista ha sembrado dudas, sin aportar pruebas, sobre la veracidad de las urnas electrónicas que Brasil usa.
El día martes el Partido Liberal, presentó un recurso para que el Tribunal Superior Electoral (TSE) anule parte de los votos del 30 de octubre con la excusa de que las urnas electrónicas más antiguas no pueden ser auditadas.
artimaña que tiene que ser sancionada como litigio de mala fe. Basta de malicia, de irresponsabilidad y de insulto a las instituciones y a la democracia
Gleisi Hoffmann, presidenta del Partido de los Trabajadores (PT)
Según el Partido Liberal se contrató una auditoria privada se encontraron problemas crónicos de incumplimiento irreparable en más de 279 mil 300 de 577 mil máquinas de votación electrónicas anteriores a 2020 y utilizadas en el balotaje.

El argumento es que si los equipos estuvieran en buen estado, Bolsonaro habría ganado los comicios con un 51,05 % de los votos, frente al 48,95 % de Lula.
Bolsonaro perdió con un 49,1 % de los votos ante el 50,9 % que obtuvo Lula.
El ultraderechista apoyó la decisión de su partido, quien además de firmar el recurso también participó en una reunión en su residencia para debatir la estrategia a implementar.
Desde el fracaso de Bolsonaro solo acudió dos veces al Palacio de Planalto, y recibió de manera puntual a sus ministros en su residencia. También dejó de realizar sus tradicionales retransmisiones semanales, y sus mensajes en las redes.
Las urnas en cuestión ahora también fueron ocupadas en la primera vuelta, cuando el Partido Liberal consiguió el mayor número de diputados y senadores en el Congreso.
Por ello, Alexandre de Moraes, presidente del TSE, determinó que el PL presente las auditorías de la primera y segunda vuelta electoral en un plazo de 24 horas y de no cumplir se archivará el recurso.
Mediante un informe el Ministerio de Defensa de Brasil dejó claro que no hubo fraude en los comicios, mientras que la Justicia electoral afirmó que no veía “ningún riesgo real” la impugnación de los resultados.
Periodistas como Bruno Boghossian aseguran que este movimiento se trata de una estrategia para mantener las protestas en las calles.
Ni los fieles aliados de Jair Bolsonaro creen que el Tribunal Superior Electoral cambiará el resultado de la disputa. La idea de pedir al tribunal que anule parte de los votos en la segunda vuelta es solo un intento de dar un barniz político a las falsas sospechas de fraude y estimular nuevas protestas en las calles

Por su parte, Lula da Silva ha evitado referirse al recurso, y este miércoles escribió en Twitter:
La sociedad brasileña quiere un país donde reine la paz y la convivencia democrática
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