Decenas de miles de rusos participaron en el adiós al líder opositor, Alexéi Navalni, enterrado en Moscú, expresando abiertamente su desafío al presidente Vladímir Putin, a quien consideran responsable de su muerte. Las escenas de despedida mostraron una clara muestra de apoyo a Navalni, con multitudes expresando consignas como “¡No tenemos miedo! ¡No perdonamos! ¡No a la guerra!”.
Las colas para despedirse se extendían por varios kilómetros, y la iglesia ortodoxa de Máriino fue rodeada por un cordón policial sin precedentes. La jornada fue pacífica en general, aunque algunos expresaron abiertamente críticas a Putin, llamándolo “asesino”. La viuda de Navalni, Yulia Naválnaya, no asistió al sepelio, siguiendo el consejo de sus correligionarios.
Navalni se convirtió en el mártir que le dará fuerza a una creciente voz con deseo de un cambio
El Kremlin mantuvo silencio frente al evento, y solo advirtió contra posibles manifestaciones no autorizadas. Los embajadores occidentales, incluidos los de Estados Unidos y la Unión Europea, se presentaron en la iglesia para mostrar sus respetos. La gente expresó su deseo de cambios y demandó libertad de expresión, destacando que Navalni fue la “conciencia de la nación”.
A pesar del miedo persistente, la gente elogió el legado de Navalni, considerándolo un líder valiente y una figura que seguirá irradiando luz y mostrando el camino hacia la libertad. La presencia multitudinaria en el funeral refleja un despertar y una creciente insatisfacción en la sociedad rusa.
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