El estudio realizado en Costa Rica durante 18 años, analizando casi 430 especies tropicales, revela la importancia de las granjas con características de paisajes naturales como refugio para aves tropicales. Este artículo examinará en detalle las conclusiones de este estudio y su relevancia en la conservación de la biodiversidad aviar en entornos agrícolas.
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Un estudio de largo plazo en Costa Rica
El ornitólogo James Zook encabezó una investigación que abarcó casi dos décadas en Costa Rica, documentando minuciosamente las actividades de cerca de 430 especies de aves tropicales en diversos entornos, desde granjas hasta bosques inalterados. Los resultados de este estudio se publicaron en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias, arrojando luz sobre la adaptabilidad de algunas especies de aves a entornos agrícolas.
Granjas diversificadas como hábitat viable
Aunque muchas de estas aves prosperan mejor en selvas intactas, el estudio reveló que algunas especies, típicamente encontradas en bosques, pueden establecer poblaciones en lo que se denomina “granjas diversificadas”. Estas granjas emulan parcialmente el ambiente de un bosque natural, ofreciendo rincones seguros con sombra para construir nidos y una variedad de fuentes de alimentos.
Nicholas Hendershot, ecologista de la Universidad de Stanford y coautor del estudio, enfatizó la importancia de cómo se cultiva la tierra en estos entornos. En las granjas diversificadas, se puede observar un crecimiento a largo plazo en las especies de aves con necesidades especializadas, lo que incluye rincones seguros y fuentes de alimentos diversas. Esto contrasta con la agricultura intensiva, como las plantaciones monocultivo de piña y banano, que no proporcionan las condiciones necesarias para estas aves.
Datos de largo plazo para respaldar la conservación
Uno de los aspectos más destacados de este estudio es la recopilación de datos a lo largo de 18 años en regiones tropicales. Esto permite demostrar que las especies no solo pasan por estas áreas, sino que realmente las habitan y, en muchos casos, sus poblaciones están en crecimiento.
De hecho, el 75% de las 305 especies encontradas en las granjas diversificadas mostraron poblaciones estables o en crecimiento a lo largo del período de estudio. Esto incluye aves como el arasarí acollarado y varios miembros de la familia de los pípridos, conocidos por sus complejas danzas de cortejo y colores brillantes.
Ruth Bennett, ecologista del Centro Smithsonian de Aves Migratorias, destacó la importancia de este hallazgo: “Es una enorme contribución el haber documentado que algunas aves no solo están yendo hacia allá, sino que se están quedando allí y que sus poblaciones están creciendo”.
Limitaciones y desafíos
A pesar de los hallazgos positivos, los investigadores subrayaron que estos hábitats santuario en granjas no compensan las pérdidas generales de población debido a la transformación de bosques primarios en plantaciones. James Zook lo expresó de manera contundente al comparar una plantación de piñas con un “desierto de aves”.
Un enfoque integral
Este estudio refuerza la idea de que la conservación moderna debe trascender las áreas protegidas y extenderse a los paisajes alterados por el ser humano, incluyendo entornos agrícolas y urbanos. Natalia Ocampo Peñuela, ecologista de conservación de la Universidad de California, señaló que es fundamental reconocer el potencial de hábitat para al menos algunas especies en estos lugares.
En resumen, las granjas con características de paisajes naturales pueden ser refugios vitales para aves tropicales, contribuyendo a la preservación de la biodiversidad en entornos agrícolas. La forma en que se cultiva la tierra importa, y este estudio nos recuerda que debemos considerar y proteger estos hábitats diversificados para garantizar un futuro sostenible para las aves tropicales en Costa Rica y más allá.
Fuentes: Novedades
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