En la madrugada del 7 de octubre, durante un festival de música electrónica en el desierto israelí, milicianos de Hamás irrumpieron en el evento y llevaron a cabo un ataque que dejó 260 personas muertas y varios secuestrados, convirtiéndose en el episodio más sangriento de la nueva guerra en la región.
El festival, conocido como Tribe of Nova, tuvo lugar a las afueras del kibbutz Reim, cerca de la valla de separación con Gaza. Milicianos de Hamás habían cruzado la valla, lo que desencadenó una guerra con más de 900 muertos y 2,600 heridos en Israel y al menos 560 muertos y 2,900 heridos en Gaza debido a los bombardeos israelíes en represalia.
El ataque ocurrió alrededor de las 6:30 a.m., cuando las alarmas antiaéreas y el sonido de cohetes desde Gaza obligaron a detener la música y a evacuar a los asistentes. Una vez que los servicios de emergencia pudieron ingresar al lugar, encontraron los cuerpos sin vida y rastros de una masacre sin precedentes.
Testigos relatan momentos de terror, como el intento de huida mientras escuchaban las sirenas y cohetes provenientes de Gaza. Algunos se toparon con vehículos bloqueando las rutas, cuyos ocupantes habían sido asesinados por los milicianos. En medio del caos, se produjeron emboscadas y enfrentamientos armados.
El ataque ha dejado a numerosas familias en búsqueda desesperada de sus seres queridos, con muchos sin obtener respuesta sobre su paradero. La angustia y el luto se han apoderado de la región, mientras se busca la liberación de más de 100 personas capturadas por Hamás.
La comunidad internacional sigue de cerca la escalada del conflicto y se han pedido acciones para buscar una solución pacífica y detener la violencia en la región.
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