Serbia, (redacción).- Aun con todos los riesgos de contagio por la pandemia fieles de la iglesia ortodoxa serbia asistieron al funeral de Amfilohije, jerarca del Arzobispado en Montenegro, Amfilohije, quien falleció el viernes 30 de octubre de Covid19 y no conforme a la aglomeraciones, los asistentes se acercaban al féretro para besarlo.
Según se informó en medios internacionales, el patriarca de la iglesia Irinej ofreció la liturgia en los servicios fúnebres del sacerdote, quien después fue enterrado en la cripta de la catedral.
Antes, los fieles ortodoxos llegaron de diversas localidades al darle el último adiós el jerarca religioso.
El sacerdote tenía 82 años de edad y tras enfermarse perdió la batalla contra la enfermedad, generando consternación entre los feligreses de la iglesia ortodoxa, de ahí, que durante los servicios fúnebres llegaron a pesar de la pandemia.
Trascendió que a la ceremonia asistieron los máximos dignatarios ortodoxos, además de los representantes de las comunidades religiosas católica y musulmana, así como varias personalidades de la región.
Ahí, miles de personas se congregaron para despedirse de Amfilohije y aun cuando se informó que podían seguir la ceremonia a través de la televisión pública a los fieles no les importó los protocolos sanitarias y acudieron incluso si cubrebocas.
Aunque las autoridades religiosas mencionaron que en la entrada se repartieron mascarillas y se instalaron dispersores de gel antibacterial.
No obstante, el féretro fue abierto con el cadáver de Amfilohije y fue expuesto en la iglesia, pasa que los asistentes pasarán a despedirse e incluso lo besaban como en una especie de homenaje a quien ha sido considerado el sacerdote más influyente de la iglesia ortodoxa.
Cabe indicar que Montenegro, es un pequeño país de unos 620 mil habitantes, es uno de los más afectados por el Covid19 en la región balcánica.
En cuanto a las últimas actividades del sacerdote, se dio a conocer que durante varios meses de este año encabezó multitudinarias “procesiones” de protesta contra una controvertida ley que declaraba bienes estatales las propiedades de las comunidades religiosas y que había elevado las tensiones en Montenegro.
Es más, las elecciones parlamentarias de agosto pasado estuvieron marcadas por esas tensiones, y se considera que las protestas y el descontento desencadenado por la ley contribuyeron a la caída del gobierno del DPS.