Este martes un juez ruso determinó que el periodista estadounidense Evan Gershkovich acusado de espionaje deberá permanecer tras las rejas.
Evan, periodista de Wall Street Journal, de 31 años de edad, compareció en público por primera apareciendo de pie en la celda de cristal del Tribunal Municipal de Moscú.

Las autoridades rusas han declarado que el caso es secreto.
Gershkovich es el primer corresponsal estadounidense detenido en Rusia acusado de espionaje desde la Guerra Fría, y su arresto conmocionó a los periodistas del país y provocó la indignación de países de Occidente.
El periodista, su empleador y el gobierno de Estados Unidos niegan que estuviera implicado en actividades de espionaje y han exigido su liberación declarándolo como detenido injustamente.
El Servicio de Seguridad Federal de Rusia arrestó a Gershkovich en la ciudad de Yekaterimburgo el 29 de marzo y lo acusó de tratar de obtener información confidencial sobre una fábrica de armas rusa.

Al rechazar la apelación de Gershkovich para ser puesto en libertad de la prisión preventiva, el juez dictaminó que debe permanecer en la cárcel al menos hasta el 29 de mayo.
Los abogados del periodista dijeron que solicitaron arresto domiciliario o libertad bajo fianza de 50 millones de rublos (unos 610 mil dólares), pero ambas solicitudes fueron rechazadas.
Los abogados señalaron que planean apelar el fallo, que el WSJ y su casa editorial, Dow Jones, calificaron de “decepcionante”.
Gershkovich podría purgar una pena de hasta 20 años de prisión si es declarado culpable.
Está detenido en la prisión moscovita de Lefortovo, que se remonta a la era zarista y ha sido un aterrador símbolo de la represión desde la era soviética.
La abogada Tatyana Nozhkina indicó que acerca de la prisión Evan indica que: “No es un lugar muy agradable en general, pero las condiciones son buenas. No se queja”
Tiene espíritu de lucha. Está dispuesto a demostrar su inocencia y a defender la libertad de los medios de comunicación
Añadió que Gershkovich ha recibido cartas de sus padres y simpatizantes, pero que no se le ha permitido recibir llamadas telefónicas. También dijo a sus abogados que estaba pensando en escribir un libro sobre la terrible experiencia cuando sea libre.
Fuente: Latinus