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Los tambores de guerra suenan para el 2024, la sucesión esta cerca. Los oficialistas se enfilan y los opositores se dividen, mientras en el país, parte de la sociedad parece enmudecer ante los excesos, mientras otra parte de la población está peleando ¿Quién será el sucesor oficialista?
Muchos tenemos dos visiones distintas de país: mientras algunos creen que México y su gobernante han tomado buenas decisiones que perfilan al país en la dirección correcta, otra parte de los ciudadanos creemos que el rumbo se perdió y que nos encontramos en el borde de una crisis después de las elecciones 2024.
La apuesta presidencial es no sólo ganar la elección, sino arrasar a toda la oposición y tener mayorías calificadas que hagan que el régimen actual pueda hacer lo que quiera en los siguientes tres años (2024-2027), desde hacer modificaciones legales, hasta las constitucionales. Lo que se busca es extender tres años más de poder al actual presidente, así sea que otro u otra sea quien gobierne.
El camino a la sucesión presidencial
Hasta ahora, en la oposición no se perfila nadie claramente con ventaja en la contienda interna, en tanto en el lado oficialista parecen disimular el dedazo, unos dicen el dedazo es Claudia y ahora Adán Augusto, y que el plan B de Marcelo será el jugarla por la oposición. Claudia jura será fiel a los deseos que le exprese el actual mandatario y que su voluntad seguirá gobernando; lo mismo Adán Augusto, y Marcelo es quién asume que ya fue el que continuo un trabajo empezado por el actual presidente cuando fue jefe de gobierno capitalino al llegar a la sucesión en ese lugar.
Del dicho al hecho hay mucho trecho, quién llega a la silla presidencial y siente el poder que de ella emana estará la tentación constante de ejercer ese poder sin ataduras y sin un líder moral que este por arriba de ellos, a no ser que ya no esté en esta tierra. Así que la sucesión no será cosa fácil ni transferible; lo que sí es un hecho es que ahora todos le rinden pleitesía al líder moral… ¿después de ser o no ser (candidatos) lo seguirán haciendo? Y ¿De ganar la elección presidencial, ¿Seguirán obedeciendo a ciegas? ¡Iniciamos la quiniela!
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