Científicos de Estados Unidos han diseñado células T para que produzcan una potente citosina anticancerígena cuando se encuentran con células tumorales.
En un estudio publicado en la revista científica “science” estás células eliminaron el melanoma y el cáncer de páncreas en ratones sin presentar efectos secundarios y da una nueva estrategia para combatir cánceres difíciles de tratar.
Estás células liberan IL-2, una potente molécula inflamatoria producida de forma natural por el sistema inmunitario y potencia los linfocitos T, estás células son capaces de destruir las células cancerosas y proteger ante una posible infección.
El problema de las células T
Aunque bien la IL-2 es una potente célula anticancerígena, se vio limitada por la respuesta tóxica que produce cuando se administra por vía sistémica.
Estás células T fabricarán su propia IL-2 cuándo se encuentra en una célula cancerosa.
“Hemos aprovechado la capacidad de estas células para ser agentes de administración local y activar sus amplificadores de células T sólo cuando reconocen que están en el lugar correcto. Creo que este es un modelo de cómo podemos utilizar las terapias celulares para administrar muchos tipos de agentes terapéuticos potentes pero tóxicos de una manera mucho más selectiva”, ha comentado Wendell Lim, autor principal de la investigación.
Este método de las terapias celulares han sido muy eficaces contra muchos cánceres de la sangre por que las células flotan libremente.
Sin embargo algunos tumores sólidos construyen barreras que impiden pasar a las células T terapéuticas y aunque las células consigan entrar en el tumor a menos se agotan antes de poder acabar con las células cancerosas.
Desde los años 80 los homólogos saben que altas dosis de IL-2 le permiten a la célula pasar por estas barreras pero esto puede causar fiebre alta, filtración de los vasos sanguíneos y fallo orgánico.
Fuentes: Infosalus
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