En una conferencia matutina, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, rechazó la existencia de un ambiente de inseguridad y conflicto armado en el estado de Chiapas, a pesar de las denuncias de organizaciones y activistas que alertan sobre un escenario de guerra en la región.
López Obrador afirmó que, si bien hay algunos grupos de autodefensas en Chiapas, la percepción de inseguridad ha sido amplificada por los medios de comunicación. Según el mandatario, no se registran altos índices delictivos ni homicidios en el estado, y los hechos como el secuestro de servidores públicos son magnificados para crear una percepción de inseguridad.
No obstante, diversas organizaciones y activistas han advertido sobre la violencia y el ambiente de inseguridad que se vive en Chiapas. Han denunciado ataques armados, desapariciones y un clima de guerra en la región, afectando a la población civil y en particular a las comunidades indígenas.
El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas ha señalado que Chiapas enfrenta una guerra posibilitada por la impunidad y la inacción del Gobierno mexicano. A pesar de las evidencias de violencia y la presencia de grupos paramilitares y del crimen organizado, el mandatario ha negado la situación y minimizado la problemática.
La Red de Resistencia y Rebeldía Ajmaq también ha destacado la existencia de ataques armados y tráfico de drogas, personas y armas en las comunidades zapatistas y no zapatistas de Chiapas. La organización ha criticado la negación por parte del Gobierno y la falta de acciones estratégicas para garantizar la seguridad y protección de la población.
A pesar de las divergencias en la percepción de la situación en Chiapas, la realidad de la violencia y el conflicto armado en la región sigue siendo un tema de preocupación y demanda de acciones contundentes para garantizar la paz y la seguridad de la población.
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