El malecón Tajamar, un ejemplo de una inversión millonaria desperdiciada, es una muestra de lo que podría sucederle a otras zonas de Cancún que llevan años deteriorándose.
Inicialmente, el malecón Tajamar fue concebido como un proyecto turístico-comercial que brindaría una vista a la laguna desde la ciudad. Sin embargo, conflictos legales lo han convertido en un lugar abandonado, oscuro e inseguro.
Especialistas inmobiliarios advierten que áreas localizadas, incluso en la zona hotelera, podrían ir seguir el mismo camino que Tajamar, en caso que hayan obstáculos a nuevas inversiones que permitan regenerar, actualizar, renovar y ampliar la capacidad de la infraestructura de servicios de amplias zonas convertidas hoy en lunares de áreas de alta plusvalía.
Miguel Pinto, director de MIA Bienes Raíces, considera que es crucial impulsar nuevas inversiones, que permitan aprovechar su potencial y traducirlo en beneficios para todos los niveles, evitando que las zonas deprimidas terminen como el Malecón Cancún.
Miguel Pinto destaca que el sector inmobiliario está muy atento a lo que suceda con estas zonas venidas a menos.
Por su parte, Javier Delgadillo, especialista en Planeación Urbana del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México, asegura que las zonas residenciales deben ser espacios habitables que permitan a la población residente y aledaña involucrarse en procesos económicos rentables socialmente.
Los expertos enfatizan que la planificación o remodelación de una ciudad no solo se basa en el urbanismo, sino que también implica una visión económica que impulse el crecimiento y reconozca los problemas específicos de un territorio urbano.
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