Chetumal.- El Diagnóstico de Supervisión Penitenciaria de Quintana Roo 2017, arrojó leve pero significativa mejoría en las cárceles bajo jurisdicción del Gobierno del Estado.
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La mejor calificada con verde, que significa aprobada, fue la de Cozumel con 7.24 puntos; le siguen las de Chetumal y Playa del Carmen con amarillo, que es de alerta-riesgo, con 6.23 y 6.40, respectivamente.
Las calificadas con rojo por el alto riesgo son los penales de Cancún y Felipe Carrillo Puerto. La primera tiene 5.51 puntos y la segunda, 4.84.
Las cárceles de Isla Mujeres, Lázaro Cárdenas y José María Morelos, al ser municipales, no fueron incluidas en este sondeo.
Durante la presentación de los resultados del Diagnóstico de Supervisión Penitenciaria 2017, el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Quintana Roo (Cdheqroo), Harley Sosa Guillén, reconoció que hubo mejoría en las condiciones.
Pero aún prevalecen ciertas condiciones que trastocan los derechos humanos de quienes están privados de su libertad.
La sobrepoblación y hacinamiento, al igual que deficiencias en salud, falta de personal de custodia y de prevención social, así como como capacitación en ellos y esparcimiento en los internos son constantes en las cinco cárceles estatales. Pero tampoco existe separación entre reos procesados y sentenciados.
Aunque hay prisiones en las cuales la situación es de mayor observación y riesgo, advirtió.
Sosa Guillén manifestó que la Cárcel de Cozumel es “el prototipo” de penal que debiera haber en Quintana Roo. En la evaluación anterior fue calificada con 6.20 puntos y ahora subió a 7.20.
Destaca que en este lugar no existe sobre población y hacinamiento y tampoco “autogobierno”. Sus deficiencias son menos evidentes.
El Centro de Reinserción Social (Cereso) de Chetumal tuvo leve mejoría entre el 2016 y 2017. En el primer año recibió catalogación de 6.21 y en el segundo, 6.23.
Pero alberga sobrepoblación y hacinamiento, principalmente en el Área de Segregados; deficiencias en servicios de salud, falta acciones de prevención de motines, fugas y otras situaciones de riesgo.
Impera “el autogobierno” y no existe clasificación entre internos procesados y sentenciados, lo cual constituyen severos agravios a los derechos humanos.
El Centro de Retención Municipal de Playa del Carmen presenta deficiencias similares a las del Cereso de Chetumal. El año pasado recibió calificación de 6.36 y en el presente elevó a 6.40.
Los riesgos más graves se ubican en el Cereso de Cancún. El diagnóstico anterior le ubicó en 5.65 puntos pero en el actual decreció a 5.51.
Las causas son la sobrepoblación y hacinamiento, inexistencia de servicios de salud básicos, evidente deficiencia y capacitación en custodios y personal de readaptación social.
En esta cárcel existen varios “autogobiernos” que constantemente se disputan violentamente el control de las actividades, sobre todo delictivas, al interior.
Los internos procesados están mezclados con sentenciados de alta peligrosidad, lo cual pone en riesgo su integridad.
Para finalizar, la Cárcel de Felipe Carrillo Puerto es también otra considerada de riesgo. No cuenta con separación de hombres y mujeres. Estas últimas siempre están en riesgo. Además, se trata de una celda general hacinada y sin servicios médicos.
El personal responsable es insuficiente y sin actualización en su trabajo. Los reclusos carecen de esparcimiento.
Por ende, los resultados de los últimos dos diagnósticos revelaron que su calificación decreció de 5.00 a 4.84.
La calificación general es de 6.04 puntos. Si bien existen logros evidentes, es innegable la necesidad de que las autoridades resarzan las deficiencias para evitar condiciones de riesgo y eficientar la reinserción social. Herlindo Vázquez