En los últimos años, cientos de migrantes optan por dejar Centroamérica, renunciar a Estados Unidos y poner el ojo en Cancún, el boyante polo turístico del Caribe mexicano. Llegaron pensando que encontrarían un lugar paradisiaco como el que promocionan los agentes de viajes, pero terminaron instalados en alguna de las cuarterías o palapas que pueblan los asentamientos irregulares que hay en la ciudad, los únicos espacios accesibles para personas que lo han dejado todo atrás, lugares que en temporada de tormentas y huracanes se llenan de lodo y charcos que resultan un problema para los niños.
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Debido a su condición de irregulares (por haber invadido terrenos privados, ejidales o que son propiedad del estado o del municipio), a estos asentamientos no se les dota de servicios públicos como pavimentación, recolección de residuos sólidos, drenaje, agua potable o alumbrado público, y ni pensar en parques públicos con columpios o subibajas.
Aquí habitan 200 mil personas, que representan el 30 por ciento de la población municipal. De acuerdo con un análisis realizado por la Secretaría Técnica del Ayuntamiento de Cancún, considerando la densidad poblacional debería haber canchas deportivas, suficientes escuelas, centros de desarrollo social y al menos un hospital general.
En el tema de la salud, el vacío institucional lo ocuparon por el sector privado, en este caso por Farmacias Similares y sus respectivos consultorios médicos.
Con información de Animal Político.