El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, admitió la presencia de narcotraficantes en el estado de Chiapas, quienes están utilizando esta región para el tráfico de cocaína desde Sudamérica. Esta declaración se produce en medio de una creciente ola de violencia relacionada con el crimen organizado en la zona.
López Obrador reconoció que “hemos tenido presencia de grupos de narcotraficantes en Chiapas. Bajan avionetas con cocaína desde Sudamérica y la Guardia Nacional debe llegar pronto para abordar esta situación”. El presidente expresó su preocupación de que, si no se toman medidas, los delincuentes puedan recibir protección de algunos pobladores locales, lo que complica la lucha contra el narcotráfico en la región.
El mandatario señaló que en un incidente reciente, pobladores de la selva Lacandona retuvieron a un grupo de la Guardia Nacional, ya que deseaban que las Fuerzas Armadas, incluyendo el Ejército y la Marina, intervinieran en el conflicto entre grupos criminales.
El aumento de la violencia y el conflicto en Chiapas ha preocupado a las comunidades locales, particularmente a las poblaciones indígenas y afines al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). La violencia se ha agravado en los últimos meses, y los pobladores han denunciado un clima de “guerra civil” en la región.
El presidente López Obrador, aunque antes había negado la existencia de una base social de apoyo al narcotráfico en Chiapas, ahora insta a los habitantes a no involucrarse en actividades relacionadas con el tráfico de drogas y pide su cooperación. Enfatizó que la presencia de la Guardia Nacional en la región tiene como objetivo proteger a la población y no reprimirla.
La situación en Chiapas subraya la constante lucha de México contra el narcotráfico y la violencia relacionada con el crimen organizado, que continúa siendo un desafío significativo para el país.
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