La pobreza infantil y adolescente en México ha experimentado una notable disminución, marcando un hito significativo en la lucha contra este fenómeno social. Según el reciente informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la pobreza en la población de hasta 17 años se redujo en 6.8 puntos porcentuales entre 2020 y 2022. Este cambio positivo es un indicativo de los esfuerzos realizados para combatir la pobreza y mejorar las condiciones de vida de los más jóvenes en el país.
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Un Análisis de la Reducción
El porcentaje de niños, niñas y adolescentes (NNA) en situación de pobreza ha bajado del 52.6% en 2020 al 45.8% en 2022. Esta cifra representa el nivel más bajo desde 2008, lo que sugiere que, a pesar de las dificultades impuestas por la pandemia de COVID-19, los esfuerzos para mitigar la pobreza están dando resultados. Para poner esto en perspectiva, la pobreza en la población total fue de 36.3% en 2022, lo que implica que la pobreza infantil sigue siendo un desafío mayor, con casi uno de cada dos niños viviendo en condiciones de vulnerabilidad.
Contexto Histórico de la Pobreza Infantil
El informe “Pobreza infantil y adolescente en México, 2022” presenta un análisis exhaustivo de la situación a lo largo de los años. Desde 2008 hasta 2014, la pobreza infantil se mantuvo en un 53%, pero comenzó a disminuir en 2016, cuando bajó a 51.3%. Sin embargo, el impacto de la pandemia provocó un incremento en 2020, llevando la cifra a 54.9%. Esta reciente caída muestra que, aunque los retos son grandes, hay un camino hacia la mejora.
Desigualdades en la Pobreza
A pesar de esta disminución, la pobreza infantil es más pronunciada que en la población adulta. Mientras que aproximadamente tres de cada diez adultos viven en condiciones de pobreza, casi la mitad de los NNA enfrentan esta realidad. La pobreza por ingresos es alarmantemente alta, con un 54.4% de la población infantil y adolescente en esta situación, en comparación con el 39.1% de los adultos. Además, el estudio revela que el 70.7% de los NNA presenta múltiples carencias sociales, superando el 63.7% de la población en general.
Impacto en Comunidades Indígenas
La situación es aún más grave entre la población indígena. Un asombroso 79.1% de los niños y adolescentes hablantes de lenguas indígenas enfrentan al menos tres carencias sociales. De estos, el 93.9% carece de acceso a la seguridad social. Este segmento de la población no solo sufre pobreza extrema, sino que también enfrenta múltiples desventajas sociales que complican aún más su desarrollo.
Desafíos para Niños con Discapacidad
Los niños y adolescentes que reportan alguna discapacidad son particularmente vulnerables. La incidencia de carencias sociales en este grupo es del 51.4%, en comparación con el 45.0% entre aquellos que no tienen discapacidad. Además, aquellos que viven en hogares con personas con discapacidad experimentan una pobreza aún mayor, con un 54.6% en esta situación.
Variaciones Regionales en la Pobreza Infantil
Las disparidades regionales también son notables. En el sureste de México, la pobreza infantil se eleva a un 62.5%, mientras que en el noroeste la cifra desciende a un 24%. En la región centro, alrededor del 54.3% de los NNA vive en condiciones de pobreza. Estas diferencias resaltan la necesidad de políticas focalizadas que aborden las particularidades de cada región.
La Importancia de los Programas de Protección Social
El estudio destaca el papel fundamental de los programas de protección social en la reducción de la pobreza. Estos programas han sido cruciales para aliviar las condiciones de vida de los hogares con NNA. Sin embargo, el informe enfatiza que se requieren acciones integrales y sostenidas para mejorar el bienestar general de la infancia.
Propuestas para el Futuro
Para mantener y profundizar estos logros, se propone ampliar los programas de protección social dirigidos a las familias con niños y adolescentes. Además, se hace un llamado a generar empleos formales y asegurar salarios más altos. Mejorar la calidad y cobertura de los servicios de salud y educación es igualmente vital para garantizar un futuro más brillante para la infancia mexicana.
Fuentes: Reportero Ambulante
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