El Senado de Estados Unidos presentó una propuesta de ley bipartidista centrado en el control fronterizo que ha generado tanto críticas como apoyo. La iniciativa, impulsada por los senadores James Lankford, Chris Murphy y Kyrsten Sinema, aborda la crisis migratoria y asigna recursos significativos para enfrentarla. Sin embargo, algunos la ven como un retorno a políticas migratorias más estrictas similares a las implementadas durante el mandato del expresidente Donald Trump.
La propuesta destina un total de 20,3 mil millones de dólares para abordar la crisis migratoria y proporciona recursos para Ucrania e Israel, que son temas no relacionados con la migración. Entre los puntos clave de la propuesta se encuentra la posibilidad para el presidente Joe Biden de cerrar efectivamente la frontera en momentos de elevados cruces.
La medida también busca poner fin a la práctica de “detención y liberación”, donde los migrantes solicitantes de asilo son liberados mientras esperan una audiencia ante un juez de migración. En cambio, establece que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) pueda suspender los ingresos de migrantes cuando la cifra diaria de detenciones supere ciertos umbrales.
Propuesta de ley aumentará la dificultad para la migración legal
Además, la propuesta hace más estrictos los criterios para la aprobación del asilo y acelera el proceso de solicitudes. También asigna fondos para la construcción o mejora de barreras físicas en la frontera, así como para aumentar la capacidad de alojamiento de migrantes detenidos.
Sin embargo, la medida ha enfrentado críticas tanto dentro como fuera del Senado. El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, se ha opuesto a la propuesta, advirtiendo que estará “muerta” cuando llegue a esa cámara. Algunos consideran que la medida es demasiado estricta y podría dificultar que los solicitantes de asilo superen el proceso.
La propuesta también limita la autoridad del Gobierno en el otorgamiento de amparos migratorios temporales humanitarios, utilizados en casos como el de ucranianos, afganos, cubanos, venezolanos y haitianos. A pesar de las críticas, la iniciativa refleja un intento bipartidista de abordar la compleja situación migratoria en Estados Unidos. Su aprobación y aplicación generarán un impacto significativo en las políticas fronterizas y de asilo del país.
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