A pesar de ser uno de los estados más ricos en recursos forestales de México, los ejidatarios de Quintana Roo enfrentan una cruda realidad: apenas obtienen un 10% de los ingresos netos generados por la producción de madera. Este fenómeno, que limita el desarrollo económico de las comunidades locales, pone de manifiesto la necesidad urgente de reformar las dinámicas de producción y comercialización en la región.
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Quintana Roo: un gigante forestal en el Caribe mexicano
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la producción forestal en Quintana Roo alcanza los 58 mil 873 metros cúbicos anuales, con un valor de producción que asciende a 124.3 millones de pesos. Esta cifra posiciona al estado como uno de los líderes en producción de maderas en el país. Sin embargo, el contexto local revela una profunda desigualdad en la distribución de beneficios.
Concentración de producción en ejidos
La extracción de madera se concentra en 284 ejidos, siendo Petcacab y Noh Bec, en el municipio de Felipe Carrillo Puerto, y Caobas y Tres Garantías, en Othón P. Blanco, los más destacados. A pesar de su importante contribución, los ejidatarios están atrapados en un modelo de negocio que favorece a intermediarios y grandes empresas del centro del país.
“Los productores se dedican exclusivamente a la extracción de madera en rollo. Talan los árboles y los venden a empresas que se encargan de su transformación y comercialización”, explica Otoniel Bautista Arce, representante de la organización Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura. Esta dependencia limita las oportunidades económicas y de desarrollo de los ejidatarios, quienes no pueden beneficiarse de la cadena de valor completa.
El valor oculto de la caoba
Uno de los principales productos de la región es la caoba, una madera preciosa que, tras ser extraída, se envía a lugares lejanos como el Estado de México para su procesamiento. Este modelo de negocio impide que los productores locales participen en la venta de materiales ya tratados, que tienen un valor nueve veces superior al precio de la madera en rollo. La falta de acceso a maquinaria y tecnología para el procesamiento limita aún más sus oportunidades de crecimiento.
La urgencia de la capacitación y el financiamiento
Para cambiar esta situación, es crucial brindar a los ejidatarios asistencia técnica y organizativa. Bautista Arce enfatiza la importancia de acceder a financiamiento para adquirir maquinaria, equipo, estufas de secado, hornos y aserradores móviles. “Si los ejidatarios buscan formar parte de esta cadena de producción de mayor valor, deben actualizarse y adaptarse a las demandas del mercado”, señala.
La selva del sur de la Península de Yucatán, donde se ubica Quintana Roo, concentra el 24% de la existencia maderable total de México. Esto representa una enorme oportunidad para los ejidatarios, siempre y cuando se implementen estrategias adecuadas que les permitan acceder a los recursos y conocimientos necesarios.
La necesidad de un cambio estructural
La situación actual resalta la necesidad de un cambio estructural en la forma en que se gestionan y comercializan los recursos forestales en Quintana Roo. Los ejidatarios deben ser empoderados y recibir el apoyo adecuado para poder competir en igualdad de condiciones con los grandes productores.
“El desarrollo sostenible de la industria forestal en la región no solo beneficiará a los ejidatarios, sino también al medio ambiente y a la economía local en su conjunto”, añade Bautista Arce. Al mejorar la rentabilidad de su producción, se puede asegurar la conservación de los recursos forestales y el bienestar de las comunidades que dependen de ellos.
Iniciativas y oportunidades
Diversas organizaciones están comenzando a implementar programas para capacitar a los ejidatarios en técnicas de producción sostenible y en el uso de tecnologías que faciliten la transformación de la madera. Estas iniciativas son fundamentales para crear un entorno propicio que permita a los productores locales acceder a mercados más rentables y diversificar sus fuentes de ingreso.
Un llamado a la acción
Los desafíos son significativos, pero también lo son las oportunidades. Quintana Roo tiene el potencial para convertirse en un referente en la producción forestal sostenible, siempre y cuando se tomen medidas para apoyar a sus ejidatarios. La colaboración entre gobiernos, organizaciones no gubernamentales y la comunidad es esencial para lograr un cambio positivo.
Es momento de actuar. Los ejidatarios de Quintana Roo merecen ser reconocidos no solo como guardianes de los recursos forestales, sino también como actores clave en el desarrollo económico de la región. Invertir en su capacitación y en el acceso a recursos es una apuesta por el futuro sostenible de la industria forestal en el Caribe mexicano.
Fuentes: Novedades Quintana Roo
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