A medida que las redes sociales ganan popularidad, la preocupación de expertos sobre su potencial adictivo y sus efectos negativos en la salud mental, como la depresión y la ansiedad, también aumenta. Desde Estados Unidos, país natal de muchas de las grandes tecnológicas, emergen cada vez más propuestas para limitar su influencia. Estas propuestas incluyen la implementación de etiquetas de advertencia, cambios en los algoritmos y hasta la prohibición de acceso para menores de edad.
El cirujano general de Estados Unidos, Vivek Murthy, recientemente expresó en un artículo de opinión su apoyo a la introducción de avisos sobre la salud mental en las redes sociales, similar a las advertencias que se encuentran en las cajetillas de tabaco o las botellas de alcohol. No obstante, Jared Watson, profesor de la escuela de negocios Stern de la Universidad de Nueva York, señaló que estas etiquetas tienen poca eficacia entre las personas que ya consumen redes sociales durante varias horas al día. Sin embargo, pueden generar preocupación entre los padres respecto a los efectos de las redes en sus hijos.
Esta semana, un fallo del Tribunal Supremo de Estados Unidos permitió que la Casa Blanca y otras agencias federales continúen solicitando a las plataformas la eliminación de contenido que pueda conducir a la desinformación, una decisión clave en este año electoral. A pesar de múltiples reuniones entre directivos de redes sociales y legisladores para abordar temas como la desinformación y la salud mental de los usuarios, aún no existen leyes nacionales concretas para regular las redes sociales.
Medidas estatales para proteger a los menores de las redes sociales
A falta de una regulación nacional, algunos estados están tomando la iniciativa con sus propios proyectos de ley. En marzo, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, firmó un proyecto que prohibiría a los menores de 13 años abrir cuentas en redes sociales, otorgaría a los padres mayor control sobre el acceso a las redes de sus hijos menores de 16 años y requeriría verificación de edad para muchos sitios web. Esta medida aún necesita la aprobación de un tribunal antes de entrar en vigor en 2025, y plantea desafíos legales relacionados con la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, que garantiza la libertad de expresión.
En Nueva York, la gobernadora Kathy Hochul firmó este mes un proyecto de ley para restringir el algoritmo de recomendación de las redes sociales para menores de edad. Andrew Gounardes, senador estatal demócrata impulsor del proyecto, explicó que la medida busca modificar el sistema de algoritmo de recomendación para evitar que los menores sean expuestos constantemente a contenido basado en su historial y datos personales.
El gobernador de California, Gavin Newsom, también ha solicitado este mes una prohibición estatal del uso de teléfonos inteligentes en las escuelas, subrayando la creciente preocupación sobre el impacto de la tecnología en los menores.
Para los adultos, Jared Watson sugiere que una medida efectiva para reducir el tiempo de uso de redes sociales sería “separar las infraestructuras”. Esto implica que cada red social tenga un propósito específico y distinto, como una aplicación para conectarse con amigos, otra para compras de segunda mano y otra para citas románticas. Esta idea contrasta con las estrategias de grandes empresas como Meta y los planes de Elon Musk para convertir X en una superaplicación, consolidando múltiples servicios en una sola plataforma.
En resumen, mientras la preocupación por los efectos negativos de las redes sociales en la salud mental y la adicción crece, tanto a nivel estatal como federal, se están considerando diversas estrategias para mitigar su impacto, aunque todavía queda mucho por hacer para implementar soluciones efectivas.
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