El flujo de migrantes en tránsito en Ciudad Juárez, uno de los principales puntos de la frontera norte de México, ha experimentado una reducción significativa desde el fin del Título 42 estadounidense, que permitía la expulsión inmediata de migrantes debido a la pandemia de COVID-19. Según estimaciones de los albergues, la cantidad de migrantes en tránsito ha disminuido de 25 mil a 5 mil en los últimos dos meses. Sin embargo, existe la preocupación de que esta situación migratoria se convierta en la nueva realidad y requiera una coordinación entre los gobiernos y los grupos humanitarios.
El padre Francisco Javier Bueno, director de la Casa del Migrante en Ciudad Juárez, señaló que ya no se puede hablar de una crisis migratoria, sino de una realidad migratoria que demanda una respuesta conjunta de todos los niveles de gobierno y las organizaciones humanitarias. Destacó la importancia de entender las necesidades concretas de los migrantes, como la seguridad, la acogida, la ayuda integral y el acceso a servicios como Internet de alta velocidad.
A pesar de la reducción inicial en el flujo de migrantes tras el fin del Título 42, se observa un aumento nuevamente en el número de personas que atraviesan México en su camino hacia Estados Unidos. Durante la segunda semana de mayo, justo antes del fin de la política migratoria, muchos migrantes se apostaron frente a las puertas del muro fronterizo en espera de su arresto y traslado a los centros de detención en Estados Unidos. Aunque la cifra de migrantes en Ciudad Juárez bajó a 2,500 en las semanas siguientes, se ha registrado un incremento tanto en deportaciones desde Estados Unidos como en la llegada de nuevos migrantes desde el sur.
El padre Bueno mencionó que actualmente se estima que hay más de 5,000 migrantes en Ciudad Juárez, lo cual sigue siendo un número considerable. Los comedores y las organizaciones humanitarias continúan brindando apoyo a las personas que son retornadas desde Estados Unidos, aunque no se tiene un registro exacto de cuántos han sido deportados.
A pesar de los cambios en las políticas migratorias, los migrantes continúan su viaje en busca de una vida mejor. Muchos huyen de la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades en sus países de origen. El testimonio de Fidencio Constantino, un agricultor ecuatoriano extorsionado que ha estado viajando durante dos meses, refleja la determinación de las personas para buscar una vida más segura y próspera. Otros, como Yubisay Pérez de Venezuela, buscan reunirse con sus familias y encontrar oportunidades de trabajo en Estados Unidos.
La realidad migratoria en Ciudad Juárez y en la frontera norte de México sigue siendo un desafío que requiere atención y cooperación tanto a nivel nacional como internacional para abordar las necesidades humanitarias de los migrantes y encontrar soluciones a largo plazo.
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