En una escena que parece salida del futuro, cerca de 20 robots humanoides competirán este sábado en una media maratón urbana en Pekín. Lo harán junto a casi 9,000 corredores humanos en un circuito de 21 kilómetros con curvas, pendientes y superficies irregulares, dentro del distrito tecnológico de Yizhuang. Es la primera carrera de este tipo, según los organizadores, y busca explorar la convivencia entre personas y máquinas en condiciones reales.
No se trata de una exhibición, sino de una prueba técnica. Los humanoides correrán en carriles separados, escoltados por sus equipos técnicos, operadores y corredores de referencia. Aunque el objetivo no es superar a los humanos, los organizadores quieren comprobar si los robots pueden completar la distancia sin errores críticos. La intención es que, en pocos años, puedan correr al mismo nivel que sus contrapartes humanas.
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Robots con zapatillas y tobillos reforzados
Algunos de los robots participantes han sido equipados con zapatillas deportivas diseñadas para absorber el impacto del asfalto, mientras que otros llevan refuerzos en los tobillos, similares a los usados por corredores veteranos. Varios seguirán a corredores humanos para mantener el ritmo.
Uno de los humanoides más destacados es Tiangong, un robot de 1.8 metros de altura que ya participó como “closing rabbit” —el corredor que cierra la carrera— en una edición anterior. En aquella ocasión, recorrió solo los primeros y últimos tramos. Ahora, su meta es completar el recorrido completo. “Tuvimos algo más de tiempo para prepararlo y buscamos estabilidad en toda la prueba”, explicó Oliver Ji, operador de la empresa Humanoid.

La competencia, sin embargo, no es una simple carrera. Se trata de una plataforma de innovación en la que participan empresas tecnológicas que han tenido que enseñar a sus robots no solo a correr, sino a hacerlo en largas distancias. Kong Yichen, de la firma DroidUp, afirma que la prueba es “un experimento real, con incertidumbres”.
Carrera, ensayo y vitrina internacional
El evento también se enmarca en un contexto internacional complejo. China, que enfrenta restricciones tecnológicas impuestas por países como Estados Unidos —incluidos aranceles de hasta el 145 %—, busca proyectarse como potencia en robótica e inteligencia artificial.
La maratón es parte de esa estrategia. Liang Liang, vicepresidente del comité organizador, lo expresó claramente: “Esta no es solo una carrera. Es una plataforma global de innovación. Queremos que la robótica conviva con nosotros”.
La ciudad de Pekín ha convertido al distrito de Yizhuang en un laboratorio urbano donde la tecnología se integra en la vida cotidiana. En sus calles circulan taxis autónomos y en sus instalaciones funcionan robots de asistencia médica, educativa e industrial. La media maratón se suma a ese ecosistema como una forma de mostrar que las máquinas pueden formar parte del entorno urbano sin depender de entornos cerrados.

Humanos aún marcan el ritmo
Entre los corredores humanos, destaca Zhang Xianhua, un hombre de 71 años que participará por 48ª vez en una media maratón. “Nunca imaginé compartir una carrera con máquinas, pero después de verlos, sinceramente creo que en el futuro correrán mejor que nosotros”, dijo antes de entrenar junto a uno de sus rivales mecánicos.
El modelo N2, de la empresa Noetix, ha alcanzado velocidades de más de 3 metros por segundo en simulaciones. En la práctica, se limita a 2.3 m/s para garantizar estabilidad. Uno de los modelos incluso fue diseñado para replicar el movimiento humano con precisión. Para los técnicos de la firma, los próximos cinco años marcarán un punto de inflexión, aunque por ahora los más rápidos siguen siendo las personas.
Como en la Fórmula 1, los robots participantes harán paradas técnicas durante la carrera para cambiar baterías o ajustar parámetros. No se espera que lleguen primeros, pero sí que completen el trayecto sin errores críticos.
Tecnología en movimiento
La media maratón de Yizhuang no es solo una competición. También sirve como escaparate de una visión de futuro donde los robots son parte del paisaje urbano. En paralelo al evento, el parque expositivo Robot World muestra avances en robótica médica, educativa e industrial.
Los robots no solo corren: algunos hacen volteretas, otros llevan guantes decorativos y varios están programados para interactuar con el público. La intención es dejar claro que la robótica ya no pertenece a la ciencia ficción.

“La maratón es solo el primer paso”, afirma Liang. “Queremos compartir estos avances más allá de nuestras fronteras”.
Este ensayo a gran escala combina deporte, innovación y diplomacia tecnológica. Aunque hoy los robots corren en carriles separados, los organizadores imaginan un futuro no muy lejano en el que humanos y máquinas compartan espacio sin barreras físicas. Para entonces, quizás los humanoides ya no necesitarán seguir a un corredor humano. Tal vez serán ellos quienes marquen el ritmo.
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