El pasado domingo, SpaceX completó con éxito la quinta prueba de su cohete Starship, el mayor cohete jamás construido, desde su plataforma en Boca Chica, Texas. Este lanzamiento marca un avance significativo en la ingeniería espacial, ya que, por primera vez, la primera fase del cohete fue recuperada con éxito utilizando un sistema de grúa en la misma plataforma de lanzamiento.
El Starship, que cuenta con 39 motores Raptor en su primera fase y pesa alrededor de 5 mil toneladas, logró poner en órbita su módulo principal, cumpliendo uno de sus objetivos clave. Durante el proceso, la primera fase o “booster” regresó de manera controlada desde la estratosfera y aterrizó en la plataforma utilizando los “chopsticks”, un innovador sistema de grúa diseñado para atrapar el propulsor y reutilizarlo en futuros vuelos. Esta recuperación exitosa marca un hito sin precedentes en la historia espacial.
Además, esta prueba incluyó otro avance tecnológico: el uso del sistema de comunicación Starlink para mantener contacto con el módulo orbital durante la reentrada a la atmósfera, algo que ninguna misión espacial había logrado hasta ahora. A pesar de las altas presiones y las extremas temperaturas de la reentrada, el módulo logró un amerizaje controlado en el océano Índico. Aunque este módulo finalmente explotó, esta eventualidad estaba prevista en la planificación de la misión.
SpaceX busca colonizar Marte y la Luna
Con esta quinta prueba exitosa, SpaceX reafirma su visión de establecer colonias permanentes en la Luna y Marte, con el Starship como el vehículo clave para lograr estos ambiciosos objetivos. El fundador de la compañía, Elon Musk, ha repetido su visión de que la exploración y colonización de otros planetas es viable y crucial para el futuro de la humanidad.
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