Chetumal, Q. Roo.- El sur del estado podría “hundirse” por el paso del Tren Maya. Las características del subsuelo de la zona por la que se prevé transcurra el paso del ferrocarril, la hacen susceptible a hundimientos y socavones, lo que representa un peligro para la obra y las comunidades.
Así lo advirtió Alberto Pereyra Corona, investigador de la Universidad de Quintana Roo (Uqroo) quien señala que la resistencia del suelo no es similar en todas las regiones de la entidad, por lo que es necesarios realizar estudios profundos al respecto.
En fecha reciente, el gobernador Carlos Joaquín anunció que el presidente Andrés Manuel López Obrador y el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) avalaron una modificación en la ruta del Tren Maya para que su tendido se interne hacia la capital del estado.
La modificación consistiría en extender un tramo de la ruta hasta las inmediaciones del Aeropuerto Internacional de Chetumal, con el fin de propiciar un mayor beneficio económico a la zona. De acuerdo con el trazado original, el tren correría entre Xpujil y Bacalar sin detenerse en la capital del estado, donde sólo estarían contempladas instalaciones de mantenimiento.
El investigador de la Uqroo explicó que gran parte del suelo de la península es de composición kárstica, muy porosa y sensible a las vibraciones, por lo que consideró que el proyecto ferroviario debe contar con estudios minuciosos y precisos de impacto ambiental.
Además, las vibraciones podrían causar socavones en el suelo, lo que pondría en riesgo la viabilidad de las obras. De hecho, en el centro de Chetumal suelen tener cierta regularidad la aparición de socavones en las calles, aunque el tren no llegaría hasta allí.
Pereyra Corona señaló que si el paso de vehículos pesados por las carreteras estatales ocasiona en estas algunos hundimientos, la vibración del Tren Maya podría acelerarlos y generar daños de mayor magnitud.
Por ello consideró que debe conocerse a profundidad la estructura del terreno para establecer su dinámica ante un impacto de tal naturaleza.
El académico omitió juicios en torno al proyecto, pero insistió en que debe haber estudios a fondo para conocer su viabilidad desde el punto de vista ambiental.