En México, el cual pareciera que no hay nada que celebrar o motivos para estar feliz. Subimos 10 lugares en el ranking mundial y ahora ocupamos el lugar número 36 de 137 países, en el índice mundial de felicidad 2023.
Y es que nuestro país en los últimos años no pareciera estar precisamente en la senda de la mejoría en varios temas. Tomando en consideración según los datos del CONEVAL, en donde la pobreza ha aumentado en 4.5 millones de nuevos pobres. Casi de a millón por año en lo que va sexenio. Y según el INEGI 150 mil homicidios en 4 años es decir casi 35 mil al año. Así como 424 mil muertes por COVID 19 siendo la quinta cifra de muertes más alta del mundo.
Al igual que ninguno de los mega proyectos, o han sido terminados realmente o no han rendido los frutos que cuando menos el discurso gubernamental auguraba. Ejemplos el aeropuerto Felipe Ángeles el cual ni cerca está de alcanzar los vuelos del Benito Juárez y ni por mucho del que fue cancelado. La refinería de dos bocas, que hasta hoy no ha refinado 1 litro de gasolina. El tren maya, que ha resultado un ecocidio histórico y que hasta ahora se ha prometido terminarse en este año. No se ha vendido el avión presidencial, y una larga lista de etcéteras.
Pero lo que hay que admitir, es que el liderazgo presidencial. La astucia y el pragmatismo maquiavélico le ha dado frutos en su forma de comunicar a sus seguidores. Los ha llevado a un nivel de culto hacia su persona. Han alcanzando niveles de fanatismo de decir que es bueno lo que sabemos que no es bueno, o saber qué se miente y decir que no se miente.
México es más feliz y eso es lo que importa, lo que hace que aquí “verbo si mata resultados”.