Chetumal.- El matrimonio entre menores de edad prevalece todavía, sobre todo en comunidades rurales y regiones de la Zona Norte.
Ya no tanto de parte de descendientes de la Etnia Maya, pero sí de migrantes, en su mayoría chiapanecos, que llegan a la entidad con la intención de mejores condiciones de vida.
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Aunque ya no son tan recurrentes como antes, la XV Legislatura del Congreso del Estado pretende restringir tales prácticas, porque atentan contra los derechos de las niñas, niños y adolescentes; además de que pone en riesgo su integridad, principalmente con embarazos prematuros.
En las comunidades mayas el varón adquiere la mayoría de edad a partir de los 12 años, en tanto que la mujer a partir de la menarca, es decir la primera menstruación. Entonces ya están en condiciones de contraer matrimonio o formar familia.
La diputada local Leslie Hendricks Rubio promueve una iniciativa encaminada a prohibirle, mediante la eliminación de la dispensa que faculta a los jueces a formalizar uniones entre adolescentes.
Pues a través de la citada facultad, los varones de 16 años y mujeres de 14, pueden contraer matrimonio.
“La misma Ley contempla casos de expedición, mediante la cual los jueces puede emitir una dispensa y llevarse de esta manera o celebrarse este matrimonio… Hemos emitido una propuesta para eliminar esta dispensa y bajo ningún supuesto se pueda dar matrimonio entre menores de edad”,
Leslie Hendricks reiteró que tal disposición se contrapone a los derechos de la niñez y juventud.
“Niños o jóvenes que contraen matrimonio viven cosas y se pierden su juventud… Entiendo en el Código Civil que a los 14 se pueden casar niñas y niños a los 16 siempre que exista autorización… Pero no es lo idóneo… La propuesta es eliminar esta dispensa y que únicamente las personas que contraigan matrimonio sean mayores de edad”, sostuvo.
Tal iniciativa es respaldada por integrantes de la Comisión de Derechos Humanos de la Legislatura Local.
Estadísticas del Registro Civil arrojan que hasta el 2010, de cada 10 jóvenes de comunidades rurales, seis se casaban en la adolescencia.
Mediante acciones de concientización dichas costumbres se han erradicado notablemente pero aún prevalecen.
Pero los migrantes provenientes de otras entidades continúan con esas costumbres, que condenan a las familias a condiciones de marginación, pues desde la adolescencia tienen que enfrentar ciertas responsabilidades y no siempre cuentan con madurez y preparación para hacerle. Herlindo Vázquez