Una promesa de campaña fue la mejora energética en cuanto al servicio de luz y sus precios. Los mexicanos dieron el voto de confianza ante el cambio en el 2018 que se presentaba con el argumento de cambio verdadero. Empero, a estas fechas, vemos que, ni han mejorados los precios, ni la distribución y tampoco los servicios.
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Sin luz y sin cambio
Manuel Bartlett, Director General de la CFE ejemplifica al viejo régimen pintado de cambio, y es él, quién lleva las riendas la Comisión Federal de Electricidad; una CFE que en lugar de mejorar empeora en todos los aspectos, no se moderniza, ni busca producir sin contaminar. El cambio también es reversa, un cambio a veinte años atrás, que piensa que lo que no fue en el pasado puede ser en presente, totalmente lejano a lo que el mundo desarrollado busca en el futuro.
Los apagones de luz, se han vuelto el día a día en todo el país, bajando la competitividad, el discurso presidencial como siempre le echa la culpa al pasado sin asumir la responsabilidad actual y tomando decisiones que profundizan la catástrofe de producción y distribución de electricidad no solo en el presente sino en el futuro a corto plazo.
Quintana Roo en medio de la tormenta
Hoy en Quintana Roo, no solo es la falta de energía eléctrica, sino con la construcción del tren maya interrumpe el suministro de agua y su presión necesaria. Nadie da la cara, todos se suman al discurso de mejora futura, pero esa mejora nunca llega.
En lo mejor del PRI, ese fue el discurso, esa fue la narrativa. Hoy es la misma, lo peor es que el ciudadano común la cree, confía en que llegará.El agua, el tren, el desarrollo, parece será lo que se tuvo y que ahora no lo hay, y que bajo la promesa de la 4T volverá. Te quito lo que te tenías, prometiendo lo tendrás, como si nunca lo hubieras tenido. Discurso, solo discurso. ¿Y la luz? ¿Será lo mismo?
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